viernes, enero 23, 2009

Hobby: Besar Sapos!!!

No digo que besar sapos es malo, al contrario, tiene su encanto, pero sería perfecto encontrar la manera de restarle presión a ese momento, reducir al mínimo la expectativa de que breves segundos después aparecerá ante nosotras ese siempre-buscado-rara-vez-encontrado príncipe, acabando así con la angustiosa duda de si es o no es.
Imaginen un tipo medianamente atractivo, inteligente, que sepa bailar y educado (son difíciles de encontrar los educados eh?) y, cuando se voltea, tiene escrito en la frente "THE ONE!"... En breves instantes el resto de nuestras vidas se devela como por arte de magia y los esfuerzos por desarrollar una relación se centran entonces en construir la relación, con la certeza de que estamos haciendo lo correcto.
Si esto es lindo, ahora visualicen otro escenario, más divertido que el anterior... La posibilidad de salir, bailar, besar, compartir y disfrutar de otros individuos con la plena libertad que nos otorga el saber que no tenemos que estar juntos "para siempre", que su potencial es limitado puesto que no traen el cartelito en la frente =D
¿Acaso no sería maravilloso estar en una salida uno-a-uno con alguien y poder comer sin vergüenza, tomar lo que quieras, vestirte con libertad y, sobre todo, decir lo que quieres en vez de pasar la noche sonriendo como Mona Lisa porque lo tuyo no es la comida árabe o el cine alemán?
No digo que todas las primeras, segundas, terceras o cuartas citas son malas, pero la realidad de estos encuentros es que usamos máscaras, disfraces, para ser "mejores", resultar más atractivas y, finalmente, alcanzar el objetivo: establecer una relación que, a la larga, tiene más probabilidades de llevarnos al terapeuta que al altar.
Insisto, tampoco todas las relaciones son malas, pero ¿han notado la cantidad de solteros/as en el mundo? Las citas a ciegas, las online, las arregladas por una amiga, las accidentales, se multiplican y, con ellas, las consultas psicológicas, las espirituales, al tarot, a la almohada.
Cuántas veces me he tomado el tiempo necesario (o un poquito más) para estar perfecta en una cita y, al final de la noche, regreso a casa convencia de que NO ES, mientras que el caballero en cuestión se va a su hogar con la certeza de que SÍ SOY... Y, en realidad, eso es menos terrible que la situación invertida.
Sé que el cartelito nunca va a existir, que tendré que conformarme con salir algunas veces antes de determinar el grado de equivocación que cometí, que probablemente deje escapar al THE ONE! por despistada y perfeccionista, que seguiré besando sapos con un ojo abierto para ver si ocurre el milagro... Pero no renuncio a la idea de que, si pudiera identificar al hombre perfecto para mi, besar sapos sería un hobby, no una necesidad.