martes, julio 21, 2009

La gente cambia...

Evoluciona, por decir lo mejor... Dejan atrás gustos, preferencias, planes y personas, para avanzar hacia cosas diferentes, que un día dejarán de serlo y quedarán atrás también.

Es inútil resistirse a esos cambios, desear que las cosas permanezcan detenidas en el tiempo, invariables, porque más temprano que tarde todo habrá cambiado a nuestro alrededor y seremos empujados a aceptar eso "nuevo" para reemplazar lo que nos resultaba tan familiar y perfecto.

Todos cambiamos y, casi sempre, olvidamos aquello que era importante, que brindaba seguridad, felicidad, aquello que definía quiénes éramos como personas... Con suerte, atesoramos algunas cosas y, al volver la mirada, nos preguntamos en tono de burla "¡¿en qué estaba pensando?!".

Pero, aún en ese proceso, hay personas que siguen cerca y conocen la esencia de nuestro ser... Son ellos, los amigos, quienes se toman el tiempo de advertirte si has cambiado demasiado, si te perdiste en el camino, si algo de lo que dejaste atrás puede serte valioso más adelante. Esos amigos, los que te conocen y saben quién eres aún cuando tú dudes, son capaces hasta de perdonarte si, por accidente, los arrollaste mientras evolucionabas.

Y, si no soy la misma DI que escribía hace unos meses y sé que él tampoco es el mismo que yo conocí, entonces ¿para qué sigo esperando el encuentro de los que ahora son dos completos extraños?