martes, mayo 15, 2007

Eres el viento bajo mis alas...

En realidad, los hombres terminan por ser "el peso sobre mis alas" más bien, sobre todo porque cuando crees que vas a despegar y alcanzar el sol, de pronto les entra un sentimiento de "y yo qué?" que a su vez genera en nosotras sentimiento de culpa y, lógico, acabamos quedándonos en el mismo sitio.
Yo estaba convencida de que el amor me permitía ver todo más claro, más sencillo, más brillante y con más optimismo, pero una no ve todos los caminos alternos que aparecen en la vía, las oportunidades que pueden llevarnos lejos, las puertas que esconden nuestros sueños del otro lado. Y seguimos de largo, agarradas de la mano del "Hombre Ideal" de turno (ay que monotemática) y convencidas de que la vida no puede ser mejor.
Hoy, con el susto de la soledad y la expectativa de lo que pueda llegar, siento que vuelo por fin, sin pesos innecesarios y con el impulso de cambiar mi vida. Hoy sé que no es una persona la que puede dictar mi ritmo, mi paso, mi felicidad... Hoy creo que yo puedo alcanzar más metas sola que con un director-distractor, diciéndome hacia dónde orientar mis intereses.
Qué quiero? No lo sé, podría querer volver atrás o correr hacia el futuro, cambiar mis miedos y deseos y hacerlos más independientes... Quiero ser feliz, y sólo cuento conmigo para lograrlo!

lunes, mayo 14, 2007

Visiten Paraguaná!!!

Para quienes no esten familiarizados con Venezuela, Paraguaná es una zona donde no hay que pagar impuestos al comprar, por lo que la gente va y se vuelve loca agarrando todo cuanto necesiten (o no) y les sale más barato.
Hace unas noches conversaba con una amiga, soltera reciente igual que yo, y me comentaba que desde que recuperó ese status los hombres la ven como "zona franca", donde pueden agarrar de todo sin pagar impuesto (o sin dejar anda a cambio).
Pensé que exageraba, pero tiene razón, los hombres medio ven una lágrima derramada por el "ex novio" y de inmediato empiezan a buscar la manera de sacar provecho, de convertirse en hombro para el llanto y luego en vez de hombro ofrecen diversas partes de cuerpo para ver si asi botamos el despecho... Como si funcionara!
No es que el susodicho sea feo, baboso, aburrido o simplemente "nulo"; no es un problema de ellos sino nuestro, es la consecuencia del compromiso de exclusividad que establecemos una vez que hemos encontrado al Hombre Ideal de turno.
Creemos que nunca más vamos a besar a otro, acostarnos con otro, suspirar y hasta rabiar por otro, solo EL... y luego va y nos corta como si fuera cosa de diario, sin remordimientos ni culpas, convirtiéndose en el Despecho de turno, dejando tras de él un rastro de tristeza, frustración y decepción que solo se borra con el paso de los días y alguna copa de vino.
Entonces, comienzan a llover los "peor es nada" para hacernos compañía a ratos, para sacudirnos el cabello y decir "tu te mereces algo mejor" y, acto seguido, se inclinan para plantar un beso en nuestros "exclusivos" labios... Horror!!!!!! Otra vez soy Diana "Paraguaná" Silva...
Pues sí es verdad que merezco algo mejor que el llanto por desamor, si merezco un hombre que sepa complacerme... Pero lo que más merezco es respeto, ya llegará ese momento en el que yo decida a quien voy a cobrarle impuestos y cómo va a tener que pagarlos.

lunes, mayo 07, 2007

El día que casi muero...

Cuando dicen que uno no puede saber cuando va a morir es cierto, es imposible determinar en que momento vamos a respirar por última vez antes de despedirse de este mundo, sin previo aviso, sin anuncios formales, sin discursos largos ni cortos. Se cierra el telón y hasta allí alcanza la vida.

Quién iba a decir que yo, Diana Lucía, iba a perder parte de mi inocencia ese día, en medio de un lugar parecido al paraíso, acompañada por gente que conozco sin conocer y que me sacaron del lugar más oscuro que uno puede visitar, la desesperanza.

Sí, horas antes creí morir al descubrir que la gente puede amar y ser mala, todo al mismo tiempo, y fueron "ellos" los que me salvaron de esa muerte emocional casi irreversible... Más sobrevivir no era una palabra común en mi vocabulario, no todavía.

Estaba empezando a disfrutar de la lejanía del amor y la cercanía de la espontaneidad cuando decidí entrar al agua, a lavar mi cuerpo de la tristeza,y entonces sucedió... La corriente me atrapó con una fuerza imposible de combatir, una ola, dos, tres, agua en mi cara, en mi boca, en mi nariz, agua entrando en mi sin poder evitarlo... Agua, a golpes, enterrando mis pies en la arena, empujándome hacia adentro, olas hundiendo mi cabeza, aire que se escapaba de mis pulmones sin regresar...

Grité (o creí gritar) pidiendo auxilio, hasta que me di cuenta que estaba sola, sola en medio de un remolino formado por la convergencia de las olas o algo asi... Simplemente atrapada, literalmente sin salida... Me rendí, pensando en 30 segundos más de lo que nunca logré pensar en mi vida...

Y para mi sorpresa, ni un sentimiento de culpa o arrepentimiento, tenía saldo positivo con mi "corta" vida!!!!!!!!!!

Sin embargo, algo me molestaba, algo como un vacio dentro de mi, como si faltara una sola cosa en ese momento... Por qué no había una última cara que mirar, alguien de quién despedirme???

Ah claro! no estaba él, y no quería morirme sin despedirme... No quería irme al otro mundo sin tener la oportunidad de decirle lo que siento y que lo siento... Por fin, algo de arrepentimiento en mi, y solo ocasionado por la persona que me hizo feliz y miserable en su paso por mi vida!!!!!!!!!!!

De pronto, una mano me dio el impulso de salir y un golpe en mi rodilla me hizo reaccionar de a poco, estaba de vuelta, en 1 pieza y con más agua dentro de mi que en todo el mar Caribe.

Pero no era su mano, ni su voz, ni su preocupación... Era la de alguien que si estuvo allí, y se preocupó sinceramente por mi (GRACIAS!)

No quiero morirme sin verlo, sin hablarle de lo que sucedió, sin recuperar la parte de "ser feliz" a su lado... Pero tampoco quiero perder el tiempo soñando en su regreso si en realidad no va a regresar, porque después de ese momento mi vida se redujo al ahora, a no preocuparme por lo que no está a mi alcance, a procurar darme el placer que puedo sin depender de otros...

Mi vida vale más que todas las horas que pierdo llorando, preocupada, angustiada, planificando cosas que aun no se si ocurrirán... Mi vida vale lo que yo decido... Mi vida vale lo que tengo ahora, más que lo que tuve o tendré antes de morir de verdad, irreversiblemente.