No me den el pésame ni nada parecido. No es que se haya muerto, pero digamos que irse de mi casa intempestivamente, diciendo que le doy lástima delante de mi novio, es morirse.
Sí, puede ser que preguntarle si yo fui fruto del amor o de un accidente le generó confusión (porque nunca él mismo fue capaz de preguntarse o contestarse eso) o que decirle que necesitaba aclaratorias sobre algunos episodios del pasado lejano o reciente lo hizo temblar ante la posibilidad de tener que hablar con sinceridad...cosa difícil para él.
En todo caso se fue, sin despedirse
y dejando media copa de vino (que ya me tomé!).
Para empeorarlo podemos decir que enfatizó cosas como que "las dos versiones que un hijo de padres divorciados puede tener" son irrelevantes o que "tirábamos rico tu mamá y yo y ya¨ sea la razón por la cual estaban juntos. Lo menos que podían hacer era tener buen sexo, por Dios, no hay otra explicación para que estuvieran juntos, fuera de eso, ¿qué podía ofrecerle a mi mamá que ella no tuviera?.
Resulta que, desde su lugar, las explicaciones de un padre a un hijo no tienen lugar, porque ser padre es ser infalible y jamás admitir sus errores o confusiones. Por supuesto, tampoco un hijo puede estar lastimado por las acciones de un padre, hay que amar incondicionalmente y ya.
Un hijo debe amar incondicionalmente...Un padre, debe
amar cuando el hijo está bonito y gordito, pero calladito.
En fin, lo triste es que mi papá admita que estuvo con locas, pero no que está con una ahora, que fue un tarado al consultarme si debía divorciarse o no, pero no considere divorciarse ahora, que crea que sus tres hijas menores son perfectas, pero que los tres anteriores no. Peor, lo triste es que él admite que no puede darme explicaciones, pero que sea incapaz de tratar al menos de dármelas.
Para ese papá, una hija mayor impecable y digna de amor, es aquella que se mantiene satisfecha con las migaj...digo, palabras que él otorga, pero en cuanto ella exige más de esa función de papá (que hable, que explique, que aclare, que se sincere) esa misma hija es digna de lástima, de avergonzarla delante de su pareja.
Y así, se marcha, sin despedirse, sin dar las gracias,
olvidando una copa de Torrontés Terco 2009 a medias.
Que en paz vivas, querido, mientras te alcance la vida y mientras tus hijas menores no se pregunten por qué "Sofía" es un nombre que no pueden pronunciar jamás.