Todavía hay gente que se sorprende cuando hablo de deportes o de mi afinidad por los temas de Seguridad y Defensa...
Pero, desde chama, nunca hubo nada que yo no pudiera hacer: jugar béisbol con mis primos, hacer carreras de Nikko con los chamos del colegio, oír música comegato con los dark de mi salón, usar shorts de cuadros debajo del pantalón en bachillerato, filosofar seriamente con los seminaristas, beber pilsen de la botella, dirigir los ensayos de la banda de rock de mi novio, sentarme un domingo a ver fútbol o béisbol con los niños en espacios libres de mujeres.
No digo que no fuera femenina (también hacía ballet, estudiaba modelaje, lloraba por amor y colecionaba barbies). Siempre he sido coqueta, pícara y delicada, pero cuando quería ser "uno más", podía integrarme sin que los muchachos me vieran como una extraña. Muy a pesar de los deseos de mi mamá, tuve más amigos que amigas y ellos me enseñaron a ser guerrera, a no pararme en detalles de estatura, edad o contextura, para compartir cosas de hombres.
Por eso, mientras crecía, entendí que ser mujer no es estar sentada con las piernas y la boca cerradas, ni dárselas de Penélope Glamour y ser incapaz de agarrar con firmeza un taco de pool, mucho menos poner cara de horror cuando te toca sentarte en una grada y ensuciarte el pantalón.
Ser mujer es atreverse, perderle el miedo a lo desconocido, pasar la pena con gracia y aprender rápido.
Una mujer sale sin maquillaje pero peinadita, corre con tacones y carga sus propias cajas (si no son MUY pesadas claro) poniendo el acento femenino en cada cosa que hace: desfilar un traje de baño en la piscina del club, cambiar un caucho, ir a un centro de bateo, zambullirse en un pozo, salir de shopping, cocinar...
Somos mujeres 24/7 y no importa nuestra profesión, nuestra edad, nuestra posición social, todo lo que hacemos lleva nuestra firma de mujer. Más glamorosas o no, más asertivas o no, más románticas o no, más neuróticas o no, debemos dejar de vernos como competencia y empezar a admirarnos unas a otras por nuestras capacidades, nuestras hazañas, por cada logro que como género, alcanzamos.
Ser MUJER es algo imposible de esconder, de perder... Todas lo tenemos y lo demostramos como Presidentas de un país o como Dueñas de nuestra casa, haciéndolo todo, con más amor, con más cuidado, con más atención y con más éxito que los hombres... ¿Que cómo estoy tan segura?
Nosotras, al final del día, cumplimos nuestras obligaciones entaconadas, maquilladas, perfumadas, con SPM, soportando piropos vulgares y sin perder la sonrisa.
Por eso y más, felicidades a todas aquellas con las que comparto el orgullo y la enorme responsabilidad de Ser Mujer!!!
1 comentario:
Interesante, todos somos iguales, con distintos carapachos pero iguales al fin...
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