viernes, julio 29, 2011

Como en primaria...

Desde hace algunas semanas he empezado a darme cuenta de cuánto y cómo aprendo, diariamente, algo. Puede ser uan tontería rutinaria, una nueva instrucción en la oficina o uno de esos monumentales descubrimientos de la vida en pareja, lo cierto es que cada una de esas cosas llega a mi vida de golpe, me abre los ojos y me deja con la sensación de haber presentado (y aprobado) algún examen.

Cuando estaba en la secundaria, creía que me las sabía todas... Cuando estaba en la universidad me las sabía, de hecho. Por eso digo que me siento como si estuviera de nuevo en la primaria, en esa etapa infantil llena de novedades, sorpresas y aprendizajes permanentes, cuando todo lo que pasaba era desconocido e interesante. Nunca fui una "sabelotodo" en esos años, por eso quizás, los disfruté tanto.

País extraño + ciudad extraña + relación nueva + trabajo nuevo 
+ entorno imprevisto + responsabilidades adicionales 
= Pajarito en grama.

He comenzado a ver características mías que nunca me atribuí, pero también detalles de mi personalidad que supe que tenía y jamás exploté, no sé si por flojera, por miedo o por falta de necesidad:

Soy de las que "se quedan", de esas personas que no desisten al primer NO, o al primer fallo. 
Soy de las que "se esfuerza" por mejorar las cosas que ya sabe hacer, por mejorar ella misma y también a los que están cerca. 
Soy de las que "se abre" a las críticas (sin agresividad, por favor) y a los regaños, asumiendo su responsabilidad y aprendiendo de sus errores. 
Soy de las que "se reinventa", porque si algo no funciona, no hay que desecharlo sin antes tratar de arreglarlo o, al menos, ¡tratar de ejecutar la garantía!
Soy de las que "se calla" cuando se da cuenta de que hay otra persona diciendo algo útil, importante o verdadero. Quizás no lo parezca, pero si hay alguien más inteligente que yo cerca, prefiero escucharlo.
Soy de las que "se interesa" por otros. Acá no tengo muchos amigos, pero esos que están, se han ganado mi solidaridad, mi apoyo y mi atención. Eso sí, no paso demasiado tiempo sola, pero tampoco demasiado tiempo acompañada.

Es posible que muchas cosas no parezcan "grandes descubrimientos interiores" pero para mí, son una especie de "revelación tardía de virtudes personales", que me ayuda a creer más en mí, a confiar más en mí y, al final, a saber que la gente sí puede cambiar, cuando los planetas están alineados correctamente y el universo dice "¡Sí!".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso de descubrir cosas sobre uno mismo no tiene precio!
No importa la edad que tengamos, no importa si es algo grande o pequeño, siempre se siente esa alegría de encontrarse un detallito "nuevo".