sábado, diciembre 21, 2013

Licencia para pensar.

Es de conocimiento público que cuando mi mente empieza a dar vueltas sobre un asunto, es porque ya mi sistema nervioso central percibió algo y se puso, efectivamente, nervioso.


Me pasa con frecuencia que me quedo enganchada con temas del trabajo, con alguna rabieta cotidiana, o con una conversación a medio terminar - que se completa en mi cabeza de varias maneras - pero casi siempre son temas...externos.

Esto es diferente, es algo que vi venir y que pude controlar cuando tuve la oportunidad. El problema es que soy pésima poniendo "auto-límites", obligándome a hacer algo por mi bien cuando, en realidad, disfruto un poco del drama.

Eso no es nuevo, pero supongo que olvidé cómo manejarlo...tanto zen, tanto fluir, tanta conversación con Dios, me distrajo de cuestiones terrenales que son [fueron] parte de mi vida.

Cómo se resuelve, no sé, pero sigo pensando en lo que sería, en los universos paralelos, en el "si hubiera".

Y una parte de mí cree que el error es ser tan indulgente conmigo, porque si fuera una amiga le diría ¡BASTA! si fuera una amiga le daría la solución más rápida (esa que siempre tengo a la mano) si fuera una amiga...Pero no lo soy y, además, los supuestos no me ayudan.

¿Alguien sabe si revocan las licencias para pensar?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias a Dios no nos revocan esa licencia para pensar.Jajajaja pienso luego existo....Te amo Descartes.