Cuántas veces hay que despertar con la respiración agitada, el corazón a 1500kph y las manos temblorosas para aceptar que soñar, ineludiblemente, acarrea el riesgo de terminar en medio de una pesadilla?
Cuándo es que aprenderemos a mantener nuestra mente quieta, para prevenir sus vuelos creativos, en los que todo es posible y todo es positivo?
Cómo se alcanza el estado de aceptación de la realidad necesario para evitar que eso que llamamos "sueños"se convierta en una meta inalcanzable por la que luchamos hasta quedar agotados, derrotados, frustrados y sin ánimos de volver a la realidad?
Por qué, aún sabiendo todo esto, insisto en abrir la puerta a mi imaginación y que ella, libre e inocente, indique con una estela rosa el camino tras un sueño (o varios) que sé peligroso y complicado, pero no puedo evitar seguir?
Quién es más valiente al final, aquel que vive seguro en la realidad, dura, seca, imposible de contradecir... O aquel que se encuentra frente a un sueño y va por él, corriendo riesgos innecesarios pero inevitables?
...Qué importa conseguir todas las respuestas si igual voy a seguir soñando...???