Amanecí intoxicada con mi propia estupidez, asfixiada por pensamientos de rabia y tristeza que no son comunes en mi cabeza, enferma de duda y decepción sin posibilidad de cura a corto plazo.
Normalmente no dejo que las cosas me afecten, las bloqueo cuando presiento que se tornarán complicadas. Me gusta que tengan drama, eso sí, pero sólo lo suficiente como para convertirlas en historias atemporales que, en algún momento, serán motivo de risa.
Pero esto es diferente, lo supe cuando me desperté y de un golpe abrí la cortina, sin encontrar nada en el Ávila que me hiciera sonreír. Esa sensación de odio y venganza que dificulta caminar con tranquilidad, esas ideas de pagar daño con más daño, de cobrar intereses con lágrimas, de escuchar un "lo siento" tan sincero que me obligue a detenerme.
No soy así, lo sé, pero tampoco es típico de mí jugar a ser la víctima, en un juego que no me advirtieron.
Así que aquí sigo, esperando un cheque firmado con su llanto, de rodillas, admitiendo que su único error fue creer que podía burlarse de mí y salir ileso.
3 comentarios:
Quizás si dejas de meterte con hombres COMPROMETIDOS dejaras de envenenarte, es sencillo.
Es curioso, las dos únicas veces que salí con hombres comprometidos, terminé convenciéndolos de que siguieran con sus respectivas parejas... Aunque sabía que ellos se sentían miserablemente infelices.
Incluso, alguien con quien no tuve nada, siguió adelante con su compromiso siguiendo mi consejo... Qué será de su [triste] vida?
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