viernes, agosto 24, 2007

¿Puede decirme dónde está el baño? por favor

Vincent Vega (Pulp Fiction) entra el baño en la casa de su jefe, después de haber salido con la esposa de éste. Obvio, el tipo está como loco con Mia...
"Un trago y te vas, sin ser descortés, solo tómate tu trago rápidamente, da las gracias, entras en el auto y arrancas... Esto es una prueba moral de uno mismo, saber si puedes o no mantenerte leal porque cuando la gente sabe ser leal, es lo que cuenta... Así que, sal, tómate tu trago, dá las gracias por una fabulosa velada, vete a casa, te masturbas y ya"
Todo esto le toma como 10 minutos, durante los cuales Mia casi muere de una sobredosis de heroína, pero ese no es el punto. Vincent está hablando frente al espejo del lavamanos...
¿Cuántas veces hemos entrado al baño de nuestra casa, o la de otro, al de un restaurante o al que sea, solo para sostener un monólogo con el espejo que nos permita recuperar la compostura, tomar aire y salir con una nueva actitud?
La necesidad puede surgir ante cualquier situación, desde la lujuria más intensa hasta la rabia asesina, desde la tristeza que lucha por salir a la idiotez extrema de los celos convertidos en obra teatral para los presentes. Nada se compara con esa diálogo en voz alta frente al espejo, durante el cual nos cuestionamos, nos aconsejamos, nos explicamos y luego, cual noche de Año Nuevo, adoptamos la resolución de hace o no hacer, de decir o no decir.
Sin necesidad de llamar a la mejor amiga, o al compadre, en minutos tenemos la respuesta a nuestras angustias, gracias a ese monólogo loco que soltamos frente al espejo, a veces incluso con la presencia de una o dos personas más que nos miran con cara de "está ebria".
"Ay Dios, esta vez no" o "No le voy a dar el gusto, que se aguante" y el típico "¿Y si yo quiero y me rechaza?" son algunas de las frases más repetidas. También he oído (y he dicho) "Me muero, me muero" a la hora de querer besar a alguien, e incluso después de hacerlo.
Pero, sinceramente, la única de esas frases que nunca me ha funcionado, ni ebria ni sobria, es "Cállate Diana, cállate"... Debe ser por eso que me la paso metida en problemas.

2 comentarios:

Leo dijo...

Emma Thompson tiene uno de sus dos oscares en el baño de visita; para que la gente pueda fantasear frente al espejo.

Anónimo dijo...

jajajaja
Hazle caso a la que te dice desde el espejo que mantengas la boquita cerrada!