Esta mañana, mientras caminaba hacia la parada, hice algo que mi mamá me enseñó desde muy pequeña y que suelo recordar con bastante frecuencia: Mirar al cielo.
Normalmente cuando lo hago, observo las nubes y sus formas, los colores increíbles que pintan las mañanas (o las tardes) y hasta he descubierto el rastro de humito de los aviones esos que hacen mucho ruido al pasar.
Sin embargo, nada es más lindo que encontrar, en esos vistazos, un gran Arcoiris, llenando de magia el cielo azul, con sus colores, su transparencia, sus duendes y la famosa olla de oro (que si está en Caracas seguramente ya no tiene oro), con la promesa de mi abuelita, de dejarnos una bendición en cada arcoiris que viéramos... Sí, me alegran los arcoiris!
El caso es que iba caminando y sonriéndole al arcoiris cuando, al llegar a la parada, me percato de que una pequeña de más o menos 5 años, me mira a mi, con una curiosidad infinita desde sus enormes ojos verdes. Entendí que se preguntaba "¿qué tanto ve esa loca en el cielo?" y entonces me agaché (arriesgando mis hermosas botas nuevas ok) y le dije en secreto: "¿viste el arcoiris?".
Sus ojotes se abrieron aún más, como si eso fuera posible, y de inmediato empezó a mirar desesperada tratando de encontrar delgadas líneas de colores en esa inmensidad azul. Lo encontró, se volteó y me sonrió, y continuó con su cabecita levantada, como tratando de abosrber ese mágico arco en unos segundos. Mire a su lado y estaban un hermanito y sus papás, todos amargados, o tristes, o cansados, sin sonrisas, sin alegría, sin cariño.
Acaso es necesario decir que me conmovió cuando la pequeña, emocionada con el descubrimiento, le preguntó a su mamá si había visto el arcoiris, y la muy bruja le contestó ¿para qué?... Decepcionada, volteó a mirarme como buscando algo y lo único que pude hacer fue picarle el ojo y sonreirle, ella también sonrió y volteó rápido, ráido, para seguir disfrutando del arcoiris.
Está claro que no podemos mirar pa'rriba todo el tiempo, tenemos que mirar por donde caminamos, quién va a nuestro lado, la ropa que venden los buhoneros, el semáforo que cambia, la camioneta que espero y el tonto cabezón que no me deja ver si viene... Pero ¿será acaso tan difícil darnos cuenta que en ese inmenso lienzo azul cada 30 segundos hay un nuevo diseño, una nueva obra de arte?
Mi mamá me enseñó a disfrutarlo y ojalá, un día, esa pequeña nena de enormes ojos verdes, recuerde lo lindo que puede ser mirar al cielo.
6 comentarios:
Últimamente he visto varios arcoiris inerperados...
pocas personas tienen la capacidad de apreciar las cosas hermosas que nos dá la vida. Yo hasta de la brisa en el rostro me alegro. un beso.
Muy lindo tu escrito y totalmente cierto, a veces se obvian los milagros que nos rodean. Saludos : )
Hola, me gusto bastante lo que escribiste! yo a veces observó el cielo azul o estrellado en las noches, y de verdad que siento que mi imaginación se va a lugares reconditos y perfectos!! "el cielo es la puerta para dejar volar los pensamientos" saludos...
Pd: por cierto, que rata la mama de la niñita : /
Hola, Gracias por el comentario en mi blog.
Me gustó muchísimo lo que escribiste:
Me recordó no sé porque esa canción de Silvio...."la Fábula De Los Tres Hermanos"...
Saludos desde Chile.
Me ha gustado mucho tu post. De verdad que sí. La forma como está escrito y también su contenido. La gente en la calle vive amargada porque no sabe apreciar las pequeñas cosas del día a día.
Saludos desde aquí
P.D: Muchas gracias por tu comentario en mi blog.
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